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Mostrando las entradas etiquetadas como Cuentos para leer V-B

Cuentos para leer V-B.

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La bobina maravillosa. Para leer.

Cuentos para leer V-B. Cuentan que hace mucho tiempo, existió un rey bondadoso y trabajador, pero que tenía un hijo muy perezoso y falto de ilusiones, al que no le apetecía hacer nunca nada. No hacía más que quejarse todo el rato y responder con malas palabras cada vez que le ordenaban hacer una tarea:  Pero un día, el príncipe encontró una bobina de hilo de oro sobre su cama y, para su sorpresa, la bobina le habló:  – Soy una bobina especial. Represento tu vida, toda tu vida, desde el principio hasta el final. ¿Ves que sobresale un poco de hilo? Son los años que ya has vivido. Si tiras del hilo, tu vida avanzará. Debes tratarme con cuidado, porque el hilo que desenrolles, no podrá volver a su lugar. Puedes tirar del hilo y pasar a otra etapa de tu vida si quieres, pero recuerda… los años que saltes, no volverán. Piénsalo bien.  – ¡Maravilloso! – respondió asombrado el príncipe– Además siempre he querido ser más mayor.  Así que, sin pensarlo más, tiró de la bobina. ¡...

El hombre feliz. Para leer.

Cuentos para leer V-B. Había una vez un rey muy anciano que enfermó. Era un hombre muy poderoso, y se resistía a morir, así que mandó llamar a los mejores médicos del reino. Como ninguno consiguió dar con el remedio a su mal, ordenó traer médicos de todo el mundo, pero la respuesta siempre era la misma:  – Es usted muy anciano, majestad, y no hay remedio contra la edad. Morirá en poco tiempo, pero porque su vida llega a su fin.  El rey, a pesar de todas estas explicaciones, mandó traer a un hombre muy sabio que vivía lejos, en una montaña. Estaba considerado como el hombre más sabio del planeta. Después de hablar un poco con el rey, le dijo:  – Solo conseguirá curarse si encuentra al hombre más feliz del reino y se pone su camisa. Tendrá que ser aquel que sea feliz con lo que tiene, que no le pida nada a la vida.  El rey se puso muy contento. ¡Al fin tenía un antídoto! Así que mandó a sus consejeros a buscar a aquel hombre.  Y ellos encontraron muchos que decían...

El mensajero de la muerte. Para leer.

Cuentos para leer V-B. Paseaba un gigante por un camino cuando un hombre más bien pequeño se plantó frente a él y dijo:  – ¡Detente!  El gigante le miró de arriba a abajo sin comprender muy bien qué podía querer alguien tan insignificante:  – ¿Por qué te pones en mi camino? ¿Qué quieres? - preguntó el gigante.  – Soy la muerte. Vengo a buscarte.  – ¿Tú vas a poder conmigo? - dijo entre risas el gigante. Y como la muerte insistía, ambos comenzaron a luchar. La muerte a pesar de ser pequeña, era ágil, pero el gigante le consiguió dar una buena paliza y la lanzó contra unas piedras antes de continuar su camino.  La muerte se quedó allí postrada mientras se retorcía de dolor, hasta que un joven sano y alegre, que iba silbando, pasó a su lado y se apiadó de ella. Le ayudó a levantarse y le dio agua para que se recuperara.  – Muchas gracias, eres bondadoso, joven… ¿sabes quién soy?  – No- respondió el joven.  – Soy la muerte. Nadie escapa a mi des...

La novia cadáver. Para leer.

Cuentos para leer V-B. Cuentan que hace mucho tiempo, un joven judío, de un pequeño pueblo ruso, emprendió un viaje junto a su mejor amigo hacia un pueblo cercano, en donde debía casarse con su prometida. El joven estaba feliz y llevaba en el bolsillo un precioso anillo de boda. En dos días, estarían allí y al fin podría casarse con su novia. Los dos amigos decidieron hacer noche junto a un río. Era verano y no hacía frío. Allí comenzaron a cantar y a divertirse. Y de pronto vieron en el suelo un extraño palo con forma de dedo huesudo.  – ¡Mira! ¡El dedo de tu novia! - dijo el amigo del novio- ¡Ja, ja, ja! ¡Podías ensayar el enlace!  Y siguiendo el juego, el novio sacó del bolsillo el anillo de oro y se lo puso al palo huesudo, al tiempo que recitaba los votos matrimoniales. Después danzó alrededor del dedo como si estuviera festejando el enlace. Y terminó por completar todos los votos nupciales. Los dos amigos reían y cantaban… hasta que sintieron temblar el suelo bajo sus pi...

La semilla. Para leer.

Cuentos para leer V-B. Un día, la madre de Tania compró unas ciruelas para la merienda de sus hijos. Tania nunca había probado una ciruela y al olerla, le gustó tanto que no se separaba de ellas. Sin embargo, la mamá les explicó: – Estas ciruelas son para la merienda. Las dejaré en una bandeja y cuando llegue la hora, las repartiré entre vosotros. Pero para Tania, el tiempo pasaba muyyy lento. Y aquellas ciruelas eran taaan tentadoras… Que, aunque lo intentó, no pudo contenerse, y se comió una. ¡Qué delicia de fruta!  Y la hora de la merienda llegó. La madre de Tania se dio cuenta de que faltaba una ciruela. Se lo dijo a su marido, quien dijo a los hijos:  – A ver, niños, vuestra madre me ha dicho que falta una ciruela. Quien se haya comido una, que lo diga… Todos callaron, incluida Vania, claro, a pesar de ponerse muy roja. – Está bien- continuó hablando el padre- Yo solo quiero saber quién se comió la ciruela porque esta fruta tiene dentro una semilla muy peligrosa… Quien se...

La tortuga Manuelita. Para leer.

 Cuentos para leer V-B. Manuelita era una tortuga encantadora, pero tenía un pequeño defecto: se enfadaba con facilidad, y cuando se enfadaba, se ponía tan nerviosa que comenzaba a gritar y a patalear sin parar. Ella lo pasaba muy mal, y el resto no sabía cómo ayudarla.  Manuelita cuando se enfadaba era capaz de hacer cosas que no quería, como romper papeles en medio de la clase o incluso intentar pegar a alguno de sus compañeros. Luego se arrepentía mucho, pero no era capaz de encontrar la solución. Así que, a Manuelita, cada vez le costaba más ir al colegio, y su rabia crecía y crecía sin control.  También le pasaba en su casa, con sus padres. Hasta que un día, les visitó su querida abuela Margarita, que llevaba mucho tiempo sin verla. A Manuelita le encantaba hablar con su abuela. Era muy vieja y sabía muchas cosas. Y su abuela, que notó que Manuelita estaba un poco tristona, le preguntó y la tortuga le explicó lo que pasaba, y su abuela, le dijo con dulzura:  – ¡...

El hombre y los pepinos. Para leer.

Cuentos para leer V-B. Un día, un hombre cualquiera fue a recoger unos pepinos a un huerto. Pero por el camino, comenzó a pensar:  – «Si lleno el cesto entero de pepinos, los vendo y me compro una gallina. Las gallinas me darán huevos, los incuban y tendré muchos pollitos. Cuando engorden y crezcan, venderé las gallinas y compraré una lechoncita. La engordaré bien y conseguiré que tenga cerditos. Cuando crezcan, los venderé y me compraré una yegua. Conseguiré que tenga potritos y cuando estos crezcan, los venderé y con el dinero que me den, compraré una casa con un huerto. Prepararé la tierra y sembraré pepinos. Y eso sí, tengo muy claro, que no me los dejaré robar. Para ello, contrataré guardianes, y yo mismo estaré muy atento. De vez en cuando les gritaré. ‘¡eh, ustedes, vigilen mejor!’…» Estaba el hombre tan concentrado en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que había llegado a un huerto ajeno y había gritado con todas sus fuerzas. Dio la casualidad que allí había dos guar...

No era tan fácil. Para leer.

Cuentos para leer V-B. Había una vez una pareja de campesinos que se quería mucho, pero que a menudo discutía sobre el reparto de tareas. Él salía a trabajar al campo todos los días. Debía regar, preparar la tierra, sembrar… Y ella trabajaba en casa, con los animales y el h ogar.  Él siempre protestaba, porque le parecía mucho más duro su trabajo: – Me levanto cada día muy temprano y paso muchas horas bajo el sol… Cansa mucho tener que trabajar el campo.  – ¿Acaso piensas que mi trabajo es sencillo? Muy bien- dijo un día ya cansada de escuchar lo mismo la mujer- Te propongo un trato: cambiaremos nuestros trabajos durante un día.  – ¡Me parece una excelente idea! - respondió el hombre.  Al día siguiente, la mujer madrugó y agarró el azadón. Antes de salir, le recordó a su marido: – Acuérdate de desgranar el maíz, limpiar la casa, dar de comer a las gallinas y a los cerdos y hacer la comida.  El hombre comenzó el día feliz, pensando que tendría tiempo para descans...