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La semilla. Para leer.

Cuentos para leer V-B.

Un día, la madre de Tania compró unas ciruelas para la merienda de sus hijos. Tania nunca había probado una ciruela y al olerla, le gustó tanto que no se separaba de ellas. Sin embargo, la mamá les explicó:

– Estas ciruelas son para la merienda. Las dejaré en una bandeja y cuando llegue la hora, las repartiré entre vosotros.

Pero para Tania, el tiempo pasaba muyyy lento. Y aquellas ciruelas eran taaan tentadoras… Que, aunque lo intentó, no pudo contenerse, y se comió una. ¡Qué delicia de fruta! 

Y la hora de la merienda llegó. La madre de Tania se dio cuenta de que faltaba una ciruela. Se lo dijo a su marido, quien dijo a los hijos: 

– A ver, niños, vuestra madre me ha dicho que falta una ciruela. Quien se haya comido una, que lo diga…

Todos callaron, incluida Vania, claro, a pesar de ponerse muy roja.

– Está bien- continuó hablando el padre- Yo solo quiero saber quién se comió la ciruela porque esta fruta tiene dentro una semilla muy peligrosa… Quien se la come, se muere al día siguiente. Y es por eso que quiero saberlo, porque estoy muy preocupado… 

Entonces, Tania, muy nerviosa, dijo:

– No te preocupes, papá, que no me comí la semilla… ¡la tiré por la ventana!

Entonces, los hermanos empezaron a reír, y Tania se puso aún más roja, muerta de vergüenza. 



Reflexiones.

Este cuento corto de León Tolstói, ‘La semilla’ nos hace pensar acerca de:
  • El valor de la sinceridad frente a la mentira. 
  • La astucia para detectar una mentira. 
  • La virtud de la paciencia. 
Al final, la verdad termina siempre por salir a la luz… Esta es quizás la principal reflexión que podemos sacar de este interesante cuento.

Usa el ingenio para descubrir una mentira: Evidentemente, el padre de los hijos sabía que uno de ellos mentía. Y como ninguno quería ‘confesar’, usó un método infalible para desenmascarar al ‘mentiroso’. Para ello, utilizó el ingenio e hizo creer al culpable que había algo en aquella fruta que ponía en riesgo su salud. La inocencia de la niña hizo el resto, y la ‘trampa’ de su padre, dio resultado. El culpable ‘confesó’ sin darse cuenta. 

Lo difícil que es mantener una mentira: Las emociones son bastante ‘traidoras’ y aunque intentemos ocultar algo, cuando se toque alguna emoción básica, la verdad saldrá rápidamente a la luz. Eneste caso, el padre de los niños usó la emoción del miedo. Hizo creer a todos que podían estar en peligro por una semilla que había en la fruta, y el miedo hizo recordar a Tania que había tirado la semilla de la fruta por la ventana. El miedo le traicionó y confesó sin darse ni cuenta. 

Ya dice el refrán que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo… Más aún cuando el mentiroso es muy inocente.

¡Feliz día!

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