Cuentos para leer VIII. En cierta ocasión se acercó un hombre rico a un monasterio de la India y pidió permiso para pasar un tiempo allí. Sin embargo, el abad, viendo que era alguien muy poderoso, le advirtió: Mira, aquí somos hombres libres y nada nos esclaviza. Sin quieres estar con nosotros, deberás ser como nosotros. De lo contrario, tendrás que marcharte para seguir sirviendo a tu señor. El hombre, visiblemente desconcertado, se atrevió a decir: Maestro, yo pertenezco a la casta más alta. No soy esclavo de nadie, ni soy un paria. ¡Le puedo asegurar que soy un hombre libre! El abad, encogiéndose de hombros, le dio permiso para quedarse sin. Embargo, cuando el hombre vio los dormitorios donde vivían los monjes, comenzó a refunfuñar. Más tarde, cuando vio lo que comían, se echó las manos a la cabeza. Y, finalmente, cuando descubrió que había que madrugar todos los días para realizar largas sesiones de meditación, no pudo más y se fue a ver al Maestro para quejarse. Ya te advertí...