Cuentos para leer VIII-B.
Vivían en el mismo pueblo dos hombres muy miopes que sin embargo intentaban ocultar su problema con la vista. Así que cuando debían demostrar si veían bien de lejos, terminaban inventándose cosas.
Cuando estaban juntos, los dos iban inventando todo lo que imaginaban ver. De esta forma, pensaban, el otro no se daría cuenta de su problema.
Un día, entraron en un templo y observaron que las personas miraban mucho hacia una de las paredes. Los dos miopes estaban juntos, y uno de ellos decidió ‘presumir’ de su buena vista ante el otro:
– Vaya-dijo de pronto- ¡Qué precioso el retablo nuevo que han colocado en esa pared!
El otro miope, lejos de preguntar qué veía, continuó siguiendo su invención:
– Sí, ¡qué maravilla! ¡Y es de oro! ¿De dónde habrán sacado tal preciosidad? – ¡Si hasta parece la figura real!
– Desde luego… ¡qué realismo! - respondió el otro miope.
Un hombre que lo observaba todo y había oído su conversación, no pudo aguantarse y comenzó a reír sin parar.
– ¡Ja,ja,ja! ¿Pero serán miopes que ven hasta un retablo de oro en donde solo hay una humedad en la pared? ¡ja, ja, ja!
Y los miopes salieron avergonzados del templo.
Reflexiones.
Esta fábula de ‘Los dos miopes’ sin duda es ideal para pensar sobre:
- El valor de la sinceridad.
- Las consecuencias de mentir.
- La necesidad de pedir ayuda cuando lo necesitemos.
- El valor de la humildad.
Ya lo dice el dicho popular, que ‘se pilla antes a un mentiroso que a un cojo’. También se suele decir que la mentira ‘tiene las piernas cortas’. Y es que al final la verdad siempre termina por salir a la luz.
Es difícil mantener una mentira frente a los demás: Porque los demás sí son capaces de ver la verdad. Muchas veces intentamos inventarnos una historia sin sentido sin darnos cuenta de que es bastante evidente que se trata de una invención. Quien la escucha no dudará en darse cuenta de que se trata de una mentira. Las mentiras a veces son muy evidentes.
La falta de humildad hizo que los dos miopes quisieran ocultar su problema con la vista. Ninguno de los dos quería reconocer ante el otro que no veía bien. Y en lugar de optar por lo más sencillo, que es pedir ayuda para poder ver bien, decidieron ‘ocultar’ su problema.
«La vanidad lleva a mentir. También la prepotencia o falta de humildad. Y en muchas ocasiones, mentimos por intentar ‘tapar’ un defecto»
¡Feliz día!