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El sufrimiento. Para leer

Cuentos para leer IV.

Una mujer viuda tenía un hijo al que adoraba. Era feliz, hasta que su hijo enfermó y murió. El dolor la atravesó entonces de parte a parte. Y, como era incapaz de separarse de su hijo, en lugar de enterrarlo, lo llevaba con ella a todas partes, ante la inquieta mirada de sus vecinos, que la miraban con una mezcla de lástima y extrañeza.

– Se ha vuelto loca- decían muchos…

Un día, la mujer se enteró de que el gran Maestro estaba cerca, en el bosque, y decidió acudir allí con su hijo a cuestas.

– Por favor, Maestro- dijo entre sollozos la mujer- Devuelve la vida a mi hijo.

El Maestro la miró compasivo y dijo:

– Le devolveré la vida si consigues traer un grano de arroz, de una vivienda en donde no haya muerto nadie.

La mujer se fue deprisa al pueblo y fue llamando casa por casa en busca de ese grano de arroz. Pero, para su sorpresa, todas las familias recordaban a algún fallecido.

– Murió mi tío…

– Hace poco que murió mi padre…

Ya de noche, la mujer volvió al bosque totalmente vacía. Ya no llevaba el cuerpo de su hijo.

– ¿Y tu hijo? ¿Dónde lo dejaste? - preguntó el Maestro.

– Lo enterré junto a mi marido… Ya no existe. Por favor, deja que aprenda de tus enseñanzas…

«El dolor es inevitable. El sufrimiento, opcional».

Reflexiones.

Utiliza esta fábula corta para reflexionar acerca de:
– El duelo ante una muerte.
– El sufrimiento.

Ya conoces ese proverbio budista que dice ‘el dolor es inevitable, el sufrimiento, una opción’. Sobre este tema versa esta fábula corta que insiste en la necesidad de ‘enterrar’ nuestro dolor para seguir viviendo.

– El duelo es necesario, no se trata de no sentir dolor. De hecho, el dolor es necesario en ciertos momentos en los que perdemos algo importante que realmente significaba mucho o todo en nuestra vida. 

El dolor es humano y se debe pasar por él, pero no quedarnos en él. La protagonista de esta historia no era capaz de superar ese duelo. Se había aferrado a la muerte de su hijo y no podía soltar su lastre. Hasta que el maestro le enseñó que todos han pasado en realidad por esta misma fase y sin embargo, han seguido viviendo.

– Hay que enterrar el dolor para no caer en el sufrimiento como decía el proverbio, el sufrimiento es una opción. Si no quieres seguir viviendo, sufrirás en vida. 

Para continuar la vida,  antes hay que deshacerse del dolor. Está claro que siempre quedará la cicatriz que dolerá de vez en cuando, pero al menos debemos dejar que se cierre la herida.

¡Feliz día!

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