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Delfi, el delfín que quería volar. Para leer.

Cuentos para Leer I-B

Delfi era un delfín joven y muy inquieto. Ya desde pequeño quería nadar y nadar para descubrir hasta el último rincón del océano.

Recorrió todos los mares, conoció a todos los peces, atravesó galeones hundidos. Conocía el lugar exacto donde se encontraban los tesoros de barcos piratas, y guardaba el secreto de todos los animales extraños que sólo él pudo conocer.

Pero a Delfi el mar se le quedó pequeño. Y comenzó a mirar con tristeza el cielo.

– Que inmenso…- pensaba Delfi- ¡Cuántos tesoros habrá allí arriba!

El deseo de Delfi ahora era volar, quería navegar por los otros mares y tocar las estrellas. Quería conocer a todas las aves y buscar galeones entre las nubes. 
Pero los delfines solo nadaban, sin más. Si Acaso alguna vez asomaban el hocico de forma tímida para sentir el aire y mirar de reojo el azul del cielo. Pero nada más. 

– Los delfines sólo nadan- le dijeron sus amigos- No puedes volar. ¿Dónde has visto un delfín volador? ¿Acaso encontraste algún cetáceo con alas?

Pero Delfi era bastante cabezota, y no se daba por vencido. Comenzó sus ejercicios al día siguiente. Cada mañana, cada tarde, sin parar. Desde que salía el sol hasta que se ocultaba. 

Delfi comenzó con pequeños saltos: al principio se sentía torpe y muy pesado. Pero pronto comenzó a saltar más y más. 

Primero levantaba un poco el cuerpo sobre el mar. Después aprendió a saltar las olas. Y al final, sus saltos eran tan altos que hasta parecía rozar el cielo. Delfi pudo al fin contemplar el sol, saludar a las gaviotas y competir con los gigantescos barcos que surcaban el mar.

Pronto pudo enseñar a sus amigos. Y desde entonces, el mar está lleno de delfines saltarines, que aprendieron casi casi… a volar.

Pronto pudo enseñar a sus amigos. Y desde entonces, el mar está lleno de delfines saltarines, que aprendieron casi casi… a volar.

Este cuento nos transmite uno de los valores esenciales más necesarios para conseguir nuestros objetivos: 
  • El valor del esfuerzo
  • Y este valor casi va de la mano de otro valor también muy importante que es la perseverancia.
Junto con estos importantísimos valores: esfuerzo y perseverancia podemos también reflexiona acerca de:
  • La curiosidad por aprender: Si no sientes curiosidad por las cosas, difícilmente aprenderás. Aprendemos conocimientos nuevos movidos por la curiosidad y la ilusión por descubrir y descubrir sin parar. Es lo que nos mueve a investigar. Es lo que le sucedía a Delfi, el protagonista de esta historia, que sentía una tremenda curiosidad por conocer el mundo, no solo bajo el mar. 
  • La clave está en no rendirse nunca: Aunque las cosas se pongan difíciles y encontremos en nuestro camino cientos de obstáculos, para conseguir llegar a la meta debemos perseverar y sobre todo, no rendirnos. Habrá momentos en los que pensemos que no lo conseguiremos nunca, que es un imposible, pero no importa lo que pensemos debemos seguir intentándolo todas las veces que sean necesarias.
  • Que nunca te importe lo que piensen los demás: Si Delfi hubiera escuchado a los demás delfines que le decían que lo que quería era imposible, nunca hubiera aprendido a saltar de esa forma tan espectacular. Aunque los demás no confíen en tu idea, si de verdad crees en ella, debes intentarlo.

¡Feliz día!



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