Cuentos para leer VII-B.
Cuentan que hace mucho, en un pueblo pequeño de la China, un hombre guardaba su leña junto a la chimenea. Su vecino, al ver aquello, se acercó y le dijo:
– Si no retiras la leña de ahí, puedes provocar un incendio y quedarte sin casa. ¿No ves que está muy cerca del fuego?
Pero el vecino, que era muy orgulloso, pensó que eso era prácticamente imposible y no le hizo caso.
A los pocos días, la casa de este hombre comenzó a arder por culpa de la leña que había junto a la chimenea. Los vecinos le ayudaron a apagar el fuego con tanta rapidez que apenas tuvo que lamentar daños.
Y él, agradecido, invitó a una merienda a los vecinos que le ayudaron a apagar el incendio. Sin embargo, no había invitado a aquel que le advirtió del peligro.
Uno de sus vecinos invitados, se dio cuenta y le dijo:
– Está muy bien que nos invites y agradezcas a los que te ayudáramos a apagar el fuego. Pero… ¿No hubiera sido más justo que también hubieras invitado a aquel que te advirtió y al que si hubieras hecho caso, te habría evitado esta desgracia?
Reflexiones.
Con este cuento corto, ‘La chimenea mal situada’, escrito por Ban Gu nos hace pensar en:
- Por qué el valor de la prudencia es tan necesario.
- La gratitud y la necesidad de liberarnos de la soberbia.
El orgullo y la soberbia nos ciegan y hacen que actuemos de forma imprudente, Lo mismo podríamos decir del orgullo y la soberbia. En todos estos casos, son emociones que nos ciegan y nos hacen cometer imprudencias. Como la que cometió el protagonista de esta historia, quien prefirió no seguir el consejo de su vecino, pensando que él sabía más y mostrando una actitud orgullosa e irresponsable. Las consecuencias, ya las conoces.
Es de bien nacidos ser agradecidos: Este refrán español expresa muy bien la importancia del valor de la gratitud. Sin embargo, y a pesar de que el hombre de la chimenea sí quería agradecer la ayuda de sus vecinos, se olvidó de la persona que podría haberle evitado el disgusto. No olvides nunca ser agradecido con aquellos que te dan buenos consejos. Dar un buen consejo para evitar un incendio, a veces es más importante que ayudar a apagar el fuego.
Moraleja: «Muchas veces olvidamos agradecer un buen consejo que, de seguirlo, nos hubiera evitado una desgracia».
¡Feliz día!