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Dumbo. Para leer.

Cuentos para leer VI-B.

Los animales del circo Casey estaban muy excitados: las cigüeñas estaban a punto de llegar con los recién nacidos. Muchos de los animales del circo estaban a punto de recibir a sus retoños… y uno a uno fueron conociendo a sus crías. Todos, menos la futura mamá elefanta Jumbo, que esperó impaciente durante todo el día… ¡y nada! 
Sin embargo, al día siguiente, justo cuando el tren con los animales del circo se ponía en marcha, una atolondrada cigüeña llegó hasta donde estaba la señora elefanta: 

– ¡Perdón! ¡Perdón por el retraso! Me perdí… 

La señora elefanta estaba tan contenta que no le importó la espera. Pero al abrir el hatillo con su bebé, descubrió que su pequeño era distinto: sus orejas eran enormes. El resto de elefantas, arremolinadas alrededor de Jumbo, soltaron una sonora carcajada, y empezaron a burlarse del elefantito: 

– ¡Ja,ja,ja! ¿Pero has visto esas orejas tan enormes? ¿Qué querrá hacer con ellas? – dijo en tono burlón una de las elefantas.

– Se pensará que es un pájaro- decía otra entre risas. 

– Con esas orejas, podrías llamarle… ‘Dumbo’… ¡ja,ja,ja!- propuso otro elefante. 

La madre del pequeño, lejos de avergonzarse de su hijo, le defendía: 

– ¡No tenéis ni idea! Mi elefante es el más guapo de todos. 

Sin embargo, y a pesar del desesperado intento de la mamá de Dumbo por evitar las burlas, hasta los humanos se reían de él. Un día, unos muchachos comenzaron a insultarle: 

– ¡Eh! ¡Orejotas! ¿Eso que tienes son orejas o mantas para encerrarte dentro?

La señora elefanta se enfadó tanto al ver triste a su hijo, que arremetió con todas sus fuerzas contra los chicos, y el dueño del circo decidió encerrarla: 

– ¡Este animal es peligroso! ¡Podría haber matado a alguien! No saldrá de su jaula hasta que yo lo diga…

Dumbo se quedó así solo y muy triste sin su mamá. Intentó integrarse con el resto de elefantes, pero todos le rechazaron. 


– No queremos elefantes raros entre nosotros – le decían. 

Y el pequeño elefante tuvo que retirarse a un rincón, solo y triste, hasta que conoció a Timothy, un pequeño ratón alegre y optimista que muy pronto se hizo amigo del elefantito y decidió devolverle la sonrisa. 

– Serás el elefante más famoso y querido de todos- le prometió. 

Esa misma noche, el ratón fue a hablar con el maestro de ceremonias del circo mientras éste dormía, y consiguió convencerle para que colocara al pequeño Dumbo en lo más alto de la torre de elefantes, uno de los números más sorprendentes. 

El gran día llegó: Dumbo estaba a punto de estrenarse en la pirámide de elefantes. Pero justo cuando subió a lo más alto, le entró tanto miedo que perdió el equilibrio y cayó, hiriendo a varios elefantes y destrozando la carpa. 

El maestro de ceremonias, enfadado, decidió darle el papel de payaso, y preparar para él un número muy divertido en el que Dumbo debía tirarse desde muy alto a una tinaja con agua. Todos se reían mucho con ese número, pero Dumbo se sentía muy desdichado, porque sabía que, en el fondo, se reían de él. 

– No quiero hacer más ese número- le dijo un día a su amigo Timothy- ¡Todos se ríen de mí! Yo no quiero hacer el ridículo más. 

Dumbo estaba tan triste, que Timothy le llevó a ver a su madre. Al menos así el elefantito pudo consolarse un poco… El problema fue que, de vuelta a su recinto, ambos bebieron agua de una tinaja, en donde los payasos habían vaciado unas botellas de licor. El ratón y el elefantito se emborracharon hasta el punto de ver… ¡elefantes rosas! 

Al día siguiente, amanecieron sobre la copa de unos árboles. 


– Pero… ¿cómo llegamos hasta aquí arriba? - se preguntó entonces Timothy- Eso es… Dumbo… ¡tú vuelas! ¡Puedes volar! 

– ¿Yo? - preguntó asombrado el pequeño elefante. 

– Estoy seguro. Esas grandes orejas en verdad te harán único.

Desde ese día, Timothy, con ayuda de unos cuervos, decide enseñar a volar a Dumbo. Para que el elefante no tenga miedo, usa un truco: le entrega una pluma asegurándole que es mágica. 

– Con esta pluma podrás volar. Debes creer en su magia. ¡Funciona! 

Dumbo decidió creerle y, aquel día, con la pluma en su trompa, consiguió volar. 

– ¡Lo conseguí! ¡Es cierto! - dijo entusiasmado el elefante. 

El maestro de ceremonias decidió entonces hacer algo más difícil el número de Dumbo. 

– Dumbo, tu número necesita un cambio… ¡Saltarás desde mucho más alto! 

Dumbo al principio se preocupó, pero su amigo Timothy le dijo: 

– Dumbo- le dijo su amigo Timothy- no saltarás… ¡volarás! Demuestra a todos lo que sabes hacer. ¡Serás una sensación! 

– Tienes razón- dijo convencido Dumbo- Esta noche, volaré. 

Así que esa misma noche, Dumbo se preparó como de costumbre para su número, pero esa vez llevaba consigo una pluma: su gran secreto para volar. Pero justo cuando estaba a punto de saltar, en lo más alto, a Dumbo se le escapó la pluma y comenzó a sentir tal pánico que no podía reaccionar. Timothy, al ver lo que pasaba, le gritó: 

– Dumbo, la pluma no es mágica. Te lo dije para que perdieras el miedo. Nunca ha sido mágica. ¡Tú puedes volar! 

Y entonces, Dumbo lo intentó, y comenzó a mover las orejas hasta conseguir planear por todo el recinto. El público, maravillado, no podía dejar de aplaudir. 

El maestro de ceremonias decidió entonces convertir a Dumbo en su gran estrella. Y preparó un recinto especial para Dumbo y su madre. Timothy se convirtió en su representante y desde entonces, Dumbo y su mamá fueron muy felices y admirados.

Reflexiones.

Los valores que transmite este precioso cuento son:
  • La confianza en uno mismo. La autoestima. 
  • El respeto y la tolerancia por las diferencias.
Confía en ti. Es todo lo que necesitas para triunfar: A menudo nos encontramos personas muy válidas que no consiguen su objetivo por falta de confianza en sí mismas. Por mucho que sepas, por muy inteligente y habilidoso que seas, si no crees que puedes conseguirlo, no lo conseguirás. La clave siempre está en confiar en uno mismo. Esfuerzo, perseverancia y confianza son tres pilares básicos para lograr todo lo que nos planteemos. 

La necesidad de escuchar palabras de aliento: Dumbo tuvo la suerte de encontrarse en el camino con Timothy, que era esa fuerza que necesitaba para creer en sus posibilidades. Todos necesitamos una voz que nos recuerde lo que valemos y lo importante que somos. Procura encontrar un Timothy en tu vida, porque las palabras de aliento de los demás pueden ser decisivas a la hora de mejorar nuestra autoestima. 

Respeta las diferencias: Dumbo era diferente al resto, sí, pero no era peor por ello. De hecho, sus enormes orejas terminaron por ser su gran virtud. Las orejas le hacían especial y único. Aprende a ver las diferencias de los demás como virtudes. Recuerda que las burlas hacen mucho daño, más del que puedas imaginar. No le hagas nunca a los demás lo que no quisieras para ti. 

«Todos necesitamos una voz interior que nos recuerde lo que valemos y lo importante que somos»

¡Feliz día!

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