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La Bella y la Bestia. Para leer.

 Cuentos para Leer I-B.

Un humilde y trabajador mercader viudo tenía tres hijas: las dos mayores eran bastante vanidosas y presuntuosas, mientras que la más pequeña, que era además la más hermosa, era humilde y generosa. La hija más joven se llamaba Bella. Su nombre le sentaba muy bien, porque era muy bella por fuera además de serlo por dentro.

Como además su padre tenía bastante dinero, no faltaban los pretendientes en su casa. Las hijas mayores, les rechazaban con desdén, ya que nunca les parecían lo suficientemente ricos para ellas. La más pequeña, sin embargo, conversaba con ellos y terminaba entablando amistad con alguno. 


Pero el padre de las muchachas pasó por una mala racha en su trabajo y se arruinó. Los pretendientes desaparecieron de golpe. Todos, menos los jóvenes interesados por Bella, ya que su bondad y su belleza seguía atrayéndoles. 

Un día, uno de los barcos de su padre llegó cargado con muchas mercancías, y las hijas mayores le pidieron vestidos y joyas. La hija menor, sin embargo, le pidió algo menos costoso: 

– ¡Quiero una rosa, papá! Con una sola rosa, seré feliz. 

Sin embargo, en el barco no había rosas, y el anciano regresó un tanto triste. Decidió acortar el trayecto desde el muelle atravesando un oscuro bosque. 

Pero la noche se le echó encima, y el hombre se perdió. Era tan tarde, que al ver un castillo a lo lejos, decidió buscar refugio. Entró, y al pensar que estaba vacío, se quedó a dormir allí. 

A la mañana siguiente descubrió que el castillo también tenía un precioso jardín. Y… ¡sí! ¡Había rosas! Así que cortó la más hermosa para su hija. Pero en ese momento, una horrible bestia le sorprendió. 

– ¿Cómo te atreves a robar una rosa de mi jardín? - gruñó la Bestia. 

– Perdonad, yo no sabía que este castillo tuviera dueño- se disculpó el anciano. 

– Por tu osadía te encerraré en la más oscura de las mazmorras– dijo entonces la Bestia. 

– Oh, por favor, os lo suplico, dejadme antes despedirme de mis hijas. No tienen a nadie más y si no regreso, se preocuparán mucho. 


– ¿Despedirte dices? - dijo la Bestia- Está bien, te concedo ese último deseo, pero a cambio, una de tus hijas deberá venir al castillo en tu lugar. 

Y el hombre, aterrorizado, salió corriendo de allí. Al llegar a su casa, les contó a sus hijas lo que había sucedido. La más pequeña, a pesar del miedo, se ofreció voluntaria para ir al castillo. 

– Padre, yo te encargué la rosa. Yo debo ir en tu lugar. No te hubiera pasado nada si no hubieras cortado la flor… 

– No, hija, no quiero que vayas. Esa es una bestia horrible. No quiero que te encierre en una mazmorra. 

– Está decidido. Yo soy joven y soportaré el encierro mejor. 

Las hermanas mayores, por su parte, sonreían maliciosamente. 

Tal y como prometió a la Bestia, el hombre regresó junto a su hija. La Bestia se quedó prendado de la belleza de la joven, y en lugar de encerrarla en la mazmorra, le ofreció libertad en el castillo para que pudiera disfrutar de todos los lujos. 

Y, mientras que la Bestia se enamoraba cada vez más y más de Bella, ella solo le correspondía con un trato de amistad. Y así, cada día la Bestia le pedía matrimonio a Bella, y ella lo rechazaba explicándole que aún no se quería casar.


Y un día, que Bella contemplaba un espejo hechizado, vio un reflejo de su padre. Estaba en cama y muy enfermo. Llorando, le suplicó a la Bestia que le dejara salir del castillo para visitar a su padre. Y la Bestia, conmovida por el dolor de la joven, le concedió ese deseo, a pesar de ser consciente de que podía perderla para siempre.

– La única condición es que regreses en un plazo de 8 días– dijo la Bestia. 

– Volveré en ocho días, lo prometo, dijo Bella mientras se alejaba del castillo. 

Bella pudo ver a su padre y cuidarle durante unos días. Pero las hermanas mayores, que se habían casado por necesidad con hombres con poco dinero, sentían unos celos terribles hacia su hermana menor, quien vestía lujosos vestidos. Así que decidieron tenderle una trampa y manipularon el calendario. Cuando Bella se dio cuenta de que habían pasado más de ocho días desde que se fuera del castillo, salió corriendo, desesperada, para pedir el perdón de la Bestia. 

Pero al llegar al bosque por donde se accedía al castillo, encontró a la Bestia tendida en el suelo, moribunda. Estaba muriendo de tristeza por su ausencia. Y Bella, de pronto, sintió que en realidad amaba a aquella bestia. 

– ¡No te mueras, Bestia! ¡Perdóname! - Lloraba desconsolada Bella- ¡Sí quiero casarme contigo!

Las lágrimas de la joven eran sinceras, y al caer sobre la Bestia ocurrió algo increíble: el animal se transformó lentamente en un apuesto príncipe. Entonces, él le contó a Bella que una horrible bruja le había hechizado, transformándolo en una bestia, para que ninguna mujer se casara con él. Solo el amor puro de alguien capaz de enamorarse de él a pesar de su aspecto, podría romper aquel embrujo. 

Y así fue cómo Bella y Bestia, ahora convertido en príncipe, se casaron y fueron muy felices. Por su parte, la misma bruja que hechizó al príncipe, concedió grandes riquezas al padre de Bella, mientras que, a sus hermanas, por su envidia y malas intenciones, las transformó en estatuas. 


Este precioso cuento de hadas tan popular, ‘La Bella y la Bestia’, transmite los siguientes valores: 
  • La bondad. 
  • El valor del coraje.
  • La amabilidad.
  • El valor de la fidelidad. 
  • La honestidad. 
  • El valor de la empatía. 

Reflexionamos sobre alguno de ellos: 
  • La belleza está en el interior: El lema con el que Disney presentó en su día la película de dibujos animados La Bella y la Bestia se basaba precisamente en este mensaje: la belleza exterior se marchita y no tiene tanto valor como la belleza interior, que al contrario que la externa, crece y brilla con más intensidad. 
  • La belleza interior tiene que ver con la bondad: Bella no se enamoró de ninguno de los apuestos jóvenes que la cortejaban. Podía haber escogido al más apuesto. Sin embargo, en ‘La Bella y la Bestia’, se enamoró del más bueno, del más gentil. De aquel capaz de sacrificarse por ella. Fue la única capaz de ver a la Bestia como era de verdad, de contemplar lo bello que era por dentro. «Lo importante está en el interior…»
  • El amor verdadero tiene un poder transformador: La Bestia al fin pudo transformarse y romper el hechizo de la bruja cuando Bella demostró que le amaba de verdad, por encima de su apariencia. Y es que el amor, cuando es de verdad, tiene un poder tan intenso que es capaz de transformar a la persona. 
  • La fidelidad de Bella con su padre: Entregarse a cambio de su padre a la Bestia no tuvo que ser una decisión fácil. Pero por encima de los miedos y prejuicios, estaba la fidelidad y amor que Bella sentía hacia su padre. Decidió sacrificarse por él, un gesto que denota lo bondadosa que era Bella.

¡Feliz día!

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