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La zorra y el labrador. Para leer

 Cuentos para leer IV-A.

Había una vez un labrador que odiaba profundamente a una zorra, por los daños que le ocasionaba, en el campo y entre sus ovejas, de vez en cuando. Cada vez que la zorra tenía hambre, atravesaba su sembrado en busca del rebaño, pisando y estropeando una parte de la cosecha.

Después de muchos intentos por atrapar a la zorra, el labrador consiguió que el animal cayera en una de sus trampas. Pensó en cómo vengarse de ella, y decidió atar unos papeles empapados de aceite en su cola y prender fuego como si fuera una mecha. 

La zorra, asustada, comenzó a correr, y sin darse cuenta llegó a los campos del labrador, que además estaban listos para la recolección después de todo un duro año de trabajo. El labrador siguió a la zorra, llorando e incapaz de detenerla, solo pudo ver cómo sus campos ardían por completo. 

«Procura ser compasivo e indulgente, pues siempre sucede que tarde o temprano, el mal que infringimos nos es devuelto».

Reflexiones.

Todo lo que damos, nos será devuelto… es algo que siempre deberíamos tener en cuenta antes de tomar ciertas decisiones. 

No olvides el ‘karma’, El bien genera bien y el mal… genera mal. Pensarás que no siempre se cumple esta regla, pero en la mayoría de los casos, sí. Por eso, antes de buscar el mal a otro, deberíamos pensar en las consecuencias, en que tal vez ese mal nos sea devuelto y además multiplicado.

Es lo que le sucedió al protagonista de esta fábula de Esopo, que buscando el mal del animal por el que sentía tanta antipatía, terminó sufriendo él el mal que provocó, y además, en mucha mayor medida. 

Podríamos pensar que la zorra se merecía un escarmiento por acudir a las tierras del labrador en busca de comida. Pero si lo pensamos bien, en realidad la zorra no buscaba el mal al labrador. Seguía su instinto de supervivencia y solo buscaba alimento. Su fin último no era hacer daño al labrador. Sin embargo, el labrador sí buscó el mal a la zorra. En su caso, le movía un sentimiento de odio y venganza. Y ya sabemos a dónde llevan esos sentimientos… 

En esta historia, el final, deja al labrador con un gran escarmiento. Además de llevarse una buena lección, no puede evitar sentir una emoción que todos hemos sentido alguna vez: la frustración. Contempla impasible y muy triste, cómo se esfuma todo el trabajo de un año, y solo por culpa de una mala decisión que nació de la sed de venganza.

Cuesta mucho esfuerzo construir algo y muy poco perderlo. De ahí que debamos pensar muy bien las decisiones que vamos a tomar y aprendamos a calcular sus posibles consecuencias. Si el labrador hubiera pensado antes de prender fuego en la cola de la zorra, que este animal podría provocar un incendio, tal vez hubiera tomado otra decisión.

Si en lugar de venganza hubiera buscado una solución para que la zorra no estropeara su cosecha, como vallar la zona o hacerse con algún perro que pudiera vigilarla, nada de eso hubiera pasado. Existen muchas opciones y posibles soluciones a un problema. En nuestras manos está, dar con la más adecuada para conseguir lo que queremos, con el menor riesgo posible.

«El bien genera bien y el mal genera mal… Piensa muy bien qué deseas recibir antes de actuar».

¡Feliz día!

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