Cuentos para leer II-A.
Se acercó un día una presumida y vanidosa urraca a una mona y le dijo:
– Oye, mona, ¿sabes todas las joyas y alhajas que guardo en mi escondite? Sin duda, soy la más rica. Si quieres, ven conmigo y te lo enseño.
La mona, por no hacer un desprecio a la urraca, decidió seguirla. Llegaron hasta un árbol con un profundo agujero, y una a una, la urraca fue sacando de su escondite todo tipo de joyas: collares de perlas, anillos de piedras preciosas, cadenas de oro… Todo muy brillante y por supuesto, espectacular. Al final consiguió formar un buen montón de alhajas.
– ¡Fíjate qué gran tesoro! ¿No me envidias? - preguntó la urraca a la mona.
– ¿Envidiarte yo por esto? Y para qué quieres tanto lujo si no vas a utilizarlo. Mira, yo no acumulo joyas, sino que tengo una buena mandíbula para comer lo que necesito, y una despensa con las mejores provisiones: cacahuetes, avellanas, pan… De todo esto voy rellenando y vigilo bien para que nunca me falten alimentos. Eso, amiga urraca, sí que es un buen tesoro.
«La verdadera sabiduría no consiste en hacinar muchas cosas, sino en saber elegir las más útiles y necesarias»
Reflexiones.
Esta fábula de Iriarte nos hace pensar que:
Muchas veces presumimos por amontonar cosas innecesarias, lujos que no nos aportan ninguna utilidad. Lo más valioso siempre es lo más útil, y en el campo de la sabiduría, también:
No amontones… ¡selecciona!: Tendemos a pensar que más cantidad nos hace ‘más ricos o poderosos’ y no siempre es así. A veces amontonamos cosas innecesarias, que no nos sirven para nada, como le pasaba a la urraca en esta fábula, que se deja llevar por la avaricia y termina amontonando joyas que no puede utilizar. No todo sirve, no todo es útil. Lo importante es saber quedarnos con lo que realmente nos aporta algo importante o necesario.
La importancia de saber elegir. Tomás de Iriarte extrapola esta historia al panorama de la sabiduría. Muchas veces pensamos que al tener más información, sabemos más. Y sin embargo, un exceso de información sin reflexión o análisis, no nos hace más sabios. Lo más inteligente es aprender a seleccionar, como nos explica la mona en esta fábula. Quedarse con lo realmente valioso, lo más útil y necesario, y desechar lo superficial, lo innecesario, lo inútil
Esta fábula nos hace reflexionar también sobre la vanidad, la urraca en esta fábula robaba y amontonaba tesoros por presumir. Era vanidosa y pretendía que la mona la envidiara. Sin embargo, la mona, desde la humildad, le dio una buena lección, mostrándole lo que realmente era para ella un tesoro: aquello que le hacía crecer y estar sana, aquello que la alimentaba y le aportaba todo lo que necesitaba para vivir.
«No es más sabio el que más cosas atesora, sino el que mejor sabe seleccionar las que son de utilidad».
¡Feliz día!