Cuentos narrados VII-A.
De esta fabula podemos sacar en claro que, el que no trabaja no puede quejarse de ‘su mala suerte’. En realidad, cosecha ‘lo que sembró’.
La perezosa tortuga se pasaba todo el año durmiendo y descansando, y todavía se quejaba ‘de su mala suerte’, cuando el hambre que pasaba era por su propia culpa, solo y exclusivamente por dejarse llevar por la pereza.
Aquel que no se esfuerza en algo, lo más normal es que más adelante lo termine lamentando, al ver que no puede beneficiarse de aquello que recogen los que sí trabajan y se esfuerzan.