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La tortuga y la hormiga. Para leer

 Cuentos para leer VII-A.

Una tortuga, que vivía en lo más hondo de un pozo, excavado de forma natural en un pantano, preguntó a una hormiga que pasaba por allí con una espiga de trigo: 

– Dime hormiga, ¿de dónde sacaste el trigo? 

– Uy, pues de mi despensa. ¡La tengo llena! Así, no paso hambre durante estos meses de tanto frío. 

– ¡Ay, hormiguita- se quejó entonces la tortuga- Qué afortunada tú que tienes comida! Yo me muero de hambre aquí encerrada todo el año. Apenas puedo comer alguna que otra sabandija. 

La hormiga, lejos de mirarla compasiva, le preguntó: 

– Sí, hace frío y estamos en invierno… Pero… Y el resto del año, ¿qué haces? 

– ¿Qué hago? Pues… Nada, la verdad. Ando un poco de aquí para allá, pero, sobre todo, duermo, duermo mucho. 

– Entonces no te quejes- dijo entonces la hormiga- Pues si no trabajas en todo el año, ¿Cómo quieres descansar en invierno sin pasar hambre?

«Si quieres hacer frente a las adversidades sin problemas, trabaja duro en época de sol para pasar después un invierno tranquilo».

Reflexiones.

El que no trabaja, no puede quejarse de ‘su mala suerte’. En realidad, cosecha ‘lo que sembró’.

La perezosa tortuga se pasaba todo el año durmiendo y descansando, y todavía se quejaba ‘de su mala suerte’, cuando el hambre que pasaba era por su propia culpa, solo y exclusivamente por dejarse llevar por la pereza. 

Aquel que no se esfuerza en algo, lo más normal es que más adelante lo termine lamentando, al ver que no puede beneficiarse de aquello que recogen los que sí trabajan y se esfuerzan. 

Solemos achacar nuestros problemas a la mala fortuna, cuando en realidad la mayoría de las veces la ‘mala suerte’ llega por nuestra culpa, por una falta de previsión, de trabajo o de esfuerzo, por falta de prudencia o simplemente porque no supimos trazar una buena estrategia. 

«No le eches la culpa de tus desgracias a la mala suerte. Son consecuencias de nuestras decisiones».

Sí, debemos vivir el presente al máximo, pero sin perder de vista el futuro más cercano. Si no somos capaces de ser previsores con lo que está a punto de venir, puede que las dificultades nos pillen desprevenidos y sea demasiado tarde para reaccionar. 

En esta fábula, la hormiga nos recuerda que debemos pensar en el futuro cercano para no pasar por situaciones delicadas. Siempre vendrá algún obstáculo y tiempos difíciles. Por eso, es mejor ‘estar preparado’ para lo que pueda venir.

¡Feliz día!


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