Cuentos para leer II-A.
Un profesor muy conocido y reconocido, visitó un día a un maestro zen. El profesor quería aprender conocimiento zen, pero en cuanto el maestro le abrió la puerta, el profesor comenzó a hablarle de todo lo que él ya sabía.
El maestro escuchaba atento y el profesor no dejaba de hablar, intentando deslumbrar al maestro con sus ‘supuestos’ conocimientos.
– ¿Y si tomamos el té? - propuso el maestro zen.
– ¡Oh, sí! ¡Fantástico! - respondió el profesor.
Ambos se sentaron junto a una mesita. El maestro comenzó a llenar la taza del profesor y cuando estaba casi llena, no paró, de forma que el té comenzó a salirse de la taza y a llenar el platito que tenía debajo.
– ¡Para! - gritó entonces el profesor- ¡La taza ya está llena y el té se desborda!
Entonces, el maestro dijo muy sereno:
– Igual que esta taza eres tú. ¿Cómo quieres que te enseñe zen si estás lleno de ideas confusas y prejuicios? Primero tendrás que vaciarte de ellas.
‘No puedes aprender si crees que ya lo sabes todo. Antes debes vaciarte de prejuicios y conocimientos erróneos’.
Reflexiones.
Con esta fábula corta, podemos reflexionar acerca de:
- El valor de la humildad.
- Los prejuicios y conocimientos poco rigurosos.
- Cómo aprender.
Cuando nos disponemos a aprender algo nuevo, debemos hacerlo desde la humildad e intentar partir de cero.
No creas que lo sabes todo por lo que has oído; en el aprendizaje, la humildad es muy necesaria. Si un alumno piensa que ya lo sabe todo, el profesor no tendrá ninguna posibilidad de enseñarle. Debemos confiar en aquellos que tienen experiencia y muchos conocimientos concretos sobre un tema y dejar que su conocimiento llegue a nosotros sin obstáculos de por medio.
La necesidad de ‘vaciarnos’ para aprender: si almacenamos conocimientos ‘de cosecha propia’ o de cosas que oímos, podemos llegar a construir una torre de prejuicios y conocimientos falsos que solo llenan nuestro ‘espacio’ de aprendizaje y hacen que no quede espacio para el conocimiento más valioso. Debemos elegir bien, seleccionar aquello que deseamos guardar. Por mucho que digan que el ‘conocimiento no ocupa lugar’, sí lo hace. Y puede entorpecer el aprendizaje futuro.
Cuidado con la soberbia, la prepotencia o soberbia nos llevan a pensar que ya lo sabemos todo, o bien que no necesitamos mucho, solo un poco de aprendizaje para complementar el que ya poseemos. Pero la realidad es que ante alguien que es verdaderamente experto en un tema, debemos olvidar lo que creemos saber para dejar ‘hueco’ para todo lo que tenga que enseñarnos.
¡Feliz día!