Cuentos para leer IV.
Cuentan que, en un reino lejano, un hombre que acababa de hacer una ofrenda a una divinidad, decidió regalar su copa con vino a sus ayudantes. Sin embargo, estos dijeron:
– Es poco vino para todos, pero más que suficiente para uno.
Así que pensaron en hacer una prueba para decidir quién se quedaba con la copa de vino.
– Dibujaremos una serpiente en la arena. El que termine antes, se beberá el vino.
Todos comenzaron a dibujar, hasta que uno de ellos agarró la copa diciendo:
– Ya está, terminé mi serpiente.
Pero según miraba su serpiente, y aún con el palo con el que la había dibujado en la mano, añadió:
y si le pinto unas patas? Quedará más original.
Y diciendo esto, comenzó a dibujar a su serpiente unas patas.
En ese momento, otro de los ayudantes terminó su serpiente y sin previo aviso, agarró la copa que sostenía su compañero.
El otro le miró un tanto enfadado, pero el hombre que acababa de terminar su dibujo, dijo:
– Las serpientes no tienen patas. ¿Para qué las añadiste?
Y diciendo esto, se bebió el vino. El hombre que aún dibujaba las patas a la serpiente, no probó ni una gota.
«No te distraigas de tu objetivo ni añadas a tu vida nada innecesario».
Reflexiones.
Puedes usar esta fábula para reflexionar acerca de:
– La simplicidad de las cosas.
– Las distracciones.
– Prioridades y objetivos claros.
– El minimalismo y la practicidad de las cosas.
¿Cuántas veces no habremos perdido una oportunidad por intentar perfeccionar algo que ya habíamos terminado? Esto mismo le sucede al protagonista de esta historia.
¡No olvides tu prioridad. El problema aquí es que el hombre que había terminado de dibujar la serpiente, buscó la perfección de su dibujo, añadiendo un elemento superfluo e irreal. Y esto le distrajo y le hizo olvidar que ya tenía la copa en la mano y que aún sus compañeros podían arrebatársela.
El otro, que fue más listo, vio que el supuesto vencedor de la prueba había decidido seguir dibujando, y aprovechó para acabar a tiempo su serpiente.
No dejes pasar las oportunidades, las oportunidades perdidas no se recuperan. La mayoría de las veces solo pasan por delante de nosotros una vez. No suele haber dos oportunidades, y eso a veces lo olvidamos o no le damos la importancia que merece. Ten en cuenta que solo se vive una vez, y cada oportunidad que pierdas, es un camino que dejaste sin recorrer.
El protagonista de esta historia perdió la oportunidad de beber el vino de la copa y, además fue por algo totalmente prescindible.
Aprende a distinguir realidad de imaginación. La imaginación es maravillosa, desde luego, pero en determinados momentos nos puede jugar una mala pasada. Debemos aprender en qué momentos podemos darle prioridad y qué otros debemos pensar más con la cabeza.
La imaginación del protagonista de esta fábula le llevó a perder la copa de vino que había ganado mientras usaba la razón y la concentración.
¡Feliz día!