Cuentos para leer III-A.
Una hoja se había caído al suelo arrastrada por una ráfaga de viento. Era otoño, y su tallo ya estaba débil. Al caer, molestó a una brizna de hierba, que empezó a discutir con ella:
– ¡Me has despertado! ¿No puedes caer haciendo algo menos de ruido? - dijo a la hoja de muy mal humor.
– ¡No sabes lo que dices, ignorante! - dijo entonces la hoja- No sabes que mis sonidos son dulces y musicales porque no conoces nada de lo que ocurre arriba. Tú nunca has volado. Solo conoces las miserias de la tierra, porque no puedes moverte.
La brizna entonces calló, totalmente avergonzada, mientras que la hoja volvió a balancearse con el viento, voló y volvió a caer más adelante sobre la tierra, suavemente. Y allí, se quedó dormida.
Pasó el tiempo y llegó la primavera. La que antes había sido hoja, germinó y se convirtió en brizna de hierba. Y con la llegada de nuevo del otoño, comenzaron a caer las hojas. Y la brizna de hierba, que había olvidado que antes fue hoja, dijo enfadada:
– ¡Hay que ver el ruido tan espantoso que hacen todas las hojas al caer!
‘Solo vemos los defectos y el mal comportamiento en otros'.
Reflexiones.
Esta estupenda fábula nos recuerda la facilidad que tenemos siempre de ver defectos en los demás sin ser capaces, otras muchas veces, de verlos en nosotros mismos.
¡Cómo nos gusta criticar! es cierto… vemos antes los defectos en otros que en nosotros mismos. Para evitarlo, debemos pensar con humildad y, sobre todo, utilizar más, el necesario valor de la empatía.
– Ponernos en el lugar del otro nos ayuda a ser más justos. Muchas veces criticamos a otros injustamente, solo por el hecho de no entender por qué se comportan de una u otra forma determinada.
Las cosas cambian completamente dependiendo del color del cristal con que se mira, solo bastaría usar la empatía, para ser más justos a la hora de criticar un comportamiento.
– La falta de empatía nos hace cometer injusticias, y podríamos añadir… grandes errores. Puede que luego nos demos cuenta y nos arrepintamos, pero ya será demasiado tarde. Antes de criticar a alguien o tomar una decisión guiados por nuestras emociones, piensa si es una crítica justa.
– Miremos también a nuestro interior: Cuando nos enfadamos con alguien, tendemos a tachar de culpable a esa persona, sin darle la oportunidad de defenderse y sin pensar y hacer una reflexión interior de qué hemos podido hacer mal nosotros. Nos cuesta mucho buscar nuestros propios defectos y asumir culpas y responsabilidades. Hagamos más autocrítica para ser más justos.
¡Feliz día!