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El tigre y el saltamontes. Para leer

 Cuentos para leer VII-A.

Cuentan que hace mucho tiempo un poderoso tigre paseaba por la selva cuando de pronto escuchó un desagradable chillido. Buscó a su alrededor, pero al principio no vio a nadie. 


Ante el segundo chillido, se fijó en un pequeño saltamontes que le miraba desde el suelo. 

– ¿Eres tú quién grita así? ¿Cómo te atreves a molestarme, insignificante insecto? 

El saltamontes, lejos de asustarse, contestó: 

– Tú has destrozado con tus patas el lugar en donde iba a construir mi hogar… Me parece poco un par de chillidos… 

– ¿Con que te crees capaz de responderme? ¿Acaso buscas pelea? Espera, que me entra la risa… ¡ja,ja,ja! 

– Pues no sé qué te hace tanta gracia, tigre. Si quieres pelea, la tendrás… Te desafío. Mañana aquí a la misma hora. Trae a todos tus amigos y yo traeré a los míos. 

– ¿Estás seguro? Mis amigos son muy fuertes… 

– No te tengo miedo, tigre… 

– Está bien, mañana nos vemos aquí a la misma hora. 

Y así, el tigre fue a buscar a sus amigos y el saltamontes fue a buscar a los suyos. Al día siguiente, el tigre apareció a la hora indicada, acompañado por temibles animales: un león, un leopardo, un jabalí, un lobo… 

Y por su parte, el saltamontes tampoco faltó a su cita. Él iba acompañado por avispas, abejorros, mosquitos y arañas… 

– ¡Ja, ja, ja!- rió el tigre al ver al saltamontes y a sus amigos… -¿De verdad quieres enfrentarte a nosotros con esos amigos tan ridículos? ¡Si son diminutos! 

– Confío en ellos y en su fuerza- respondió orgulloso el saltamontes. 

– Muy bien, pues… ¡que empiece la batalla! 

Y los insectos se lanzaron a por sus enemigos sin piedad. Un aguijonazo aquí, una picadura allá… El tigre y todos sus amigos gritaban de dolor, mientras buscaban a toda velocidad la forma de escapar de allí. Nunca más el tigre osó en decirle nada al saltamontes. 

«No te dejes llevar por la apariencia. La victoria no es siempre para el más fuerte».

Reflexiones.

De esta fantástica y divertida fábula mexicana, podemos extraer valores como:
  • La humildad. 
  • El error de sentirse superior a otros. 
  • La amistad. 
Creía el tigre que con lo grande que eran él y sus amigos, podrían vencer sin dificultad a los insectos… y eso es porque se fijaron solo en su tamaño y no en el poder que encerraban sus pequeños cuerpos. Si no se hubieran dejado llevar por las apariencias, hubieran tenido una mayor prudencia y el resultado no hubiera sido el mismo. 

El soberbio tigre quiso dar una lección al saltamontes y en cambio fue él quien se llevó la lección bien aprendida. Le suele suceder igual al prepotente, que de tanto presumir al final termina humillado y la fanfarronería termina escarmentada.

Si el tigre hubiera reaccionado con algo de humildad, se hubiera ceñido a dar una disculpa al saltamontes por el daño causado a su casa y todo hubiera quedado en un incidente que seguramente el saltamontes no hubiera tardado en olvidar. Pero la falta de humildad llevó al tigre a tratar al saltamontes como un ser inferior. Y ese intento de dominio al final fue el que recibió un buen escarmiento. Por lo que debemos tener más humildad y menos prepotencia. 

¡Feliz día!

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