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El mono y el gato. Para leer

 Cuentos para leer VIII-A.

Vivían dos animales muy traviesos con un hombre: un mono y un gato. El mono era muy inteligente pero solo pensaba en jugar y, siempre terminaba metiéndose en problemas. Y el gato era rápido y muy ágil, pero solo pensaba en comer. 

Un día, el hombre salió de casa un rato y dejó asándose en una sartén a fuego lento unas castañas. El mono las olió y se relamió al verlas. Pero… ¿Cómo conseguiría sacarlas de la sartén sin quemarse? Entonces llamó al gato y le dijo: 

– Mira qué bien huelen esas castañas, gato. Si yo tuviera esas garras tan afiladas que tú tienes y fuera tan rápido como tú, ya me las habría comido todas… Si las sacas, nos las podemos repartir entre los dos. 

El gato no se lo pensó dos veces, y se lanzó a por la sartén. Una a una, iba rescatando con sus zarpas las castañas y tirándolas hacia atrás, a pesar de quemarse las patas con cada zarpazo. El mono, por su parte, las iba agarrando al vuelo y comiéndoselas de un bocado. 

En ese momento entró el hombre y comenzó a perseguir al gato y al mono. Los animales salieron corriendo y consiguieron escapar del escarmiento del hombre. Pero el mono tenía la barriga llena y el gato, no había comido ni una sola castaña. 

‘No te fíes de las promesas de aquellos que las usan como engaño’

Reflexiones.

Los valores de esta fábula corta de Jean de La Fontaine son:
  • Los engaños. 
  • Las propuestas con malas intenciones. 
  • Aquellos que se aprovechan de otros. 
  • El sentido de la prudencia.
¿Cuántas veces no habremos sido víctimas de algún engaño ante maravillosas promesas? Esta fábula nos advierte precisamente de la necesidad de ser desconfiados y sospechar ante ofertas demasiado ‘buenas’: 

Está claro que aquí hay un engaño y de él sale malparado el gato, al confiar en exceso de las promesas del astuto mono. Si hubiera sido más prudente, y desconfiado, tal vez hubiera podido negociar otra forma de conseguir las castañas y asegurarse de que después obtendría la recompensa. 

Muchos críticos sostienen que Jean de La Fontaine usó esta fábula para alertar a la sociedad de esos políticos que, como el gato, son ambiciosos y capaces de ‘quemarse las manos’ con tal de conseguir lo que desean, sin reparar, en si les mueve un engaño o si al final se quedarán si nada. También advierten de esos engaños que llegan mediante la adulación en exceso, tal y como hizo el mono para conseguir que el gato hiciera justo lo que él quería.

De esta fábula, nació la famosa expresión ‘sacar las castañas del fuego’. Está claro que el gato quiso adular al mono, y cayó sin querer en su trampa. Al final el único que salió ganando fue el mono, porque el gato después de haber hecho el trabajo ‘sucio’, no consiguió absolutamente nada. Y de aquí, de esta fábula, parte la expresión ‘sacar las castañas del fuego’, que se usa cuando alguien soluciona el problema de otro y hace el ‘trabajo sucio’ mientras que es el otro realmente el que sale beneficiado.

«No quedan más gustosos los que por complacer al poderoso, les adulan el gusto, porque al final, terminarán cosechando un susto».

¡Feliz día!

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