Cuentos para leer VI-A.
Existió una vez un hombre que estaba realmente orgulloso de su arco. La verdad es que no era un arco muy bonito, pero sí de buena madera. Y con él tenía muy buena puntería:
– Este arco es fantástico. Es certero y su madera muy robusta, además es preciso y ligero- solía decir satisfecho.
Sin embargo, no se conformó con esto. Quería que su arco fuera mejor, más hermoso y único a los ojos de los demás. Por eso, acudió a un ebanista:
– Me gustaría que mi arco fuera único y por ello he pensado en hacer un dibujo en su madera.
– Pero si tallamos en el arco igual se debilita- advirtió el ebanista.
– No creo que suceda. Es un arco muy bueno. Talle un dibujo representando una escena de cacería.
El ebanista hizo lo que el arquero le pidió. Y es cierto que el arco quedó realmente hermoso. Todos lo miraban con admiración.
Sin embargo, en la primera cacería en la que el arquero participó, el hombre fue a tensar su arco y la madera se partió. El arquero perdió su arco y recibió una buena lección.
«Lo más hermoso no siempre es lo mejor. Si tienes algo bueno, no hagas cambios».
Reflexiones.
Esta fabula nos hace pensar sobre la codicia que por querer tener siempre algo mejor y no saber dónde está el límite nos lleva a cometer muchos errores.
Deberíamos recordar siempre que: ‘si algo funciona, no debemos cambiarlo’. Los cambios se tienen que hacer cuando algo no va bien.
Si el arquero de esta fábula se hubiera quedado con su maravilloso arco, que funcionaba tan bien y era tan preciso, y no hubiera intentado mejorarlo aún más, no se hubiera quedado sin él.
Lo importante no es el exterior. En esta fábula, el arquero quería embellecer por fuera el arco y la vanidad le llevó a intentar hacerlo único, pero centrándose en su exterior para que todos pudieran verlo y admirarlo. Sin embargo, descuidó la verdadera importancia y utilidad del arco, que reside en no es ser bello, sino preciso.
Lo mismo sucede con cada uno de nosotros, a veces nos dejamos llevar por el narcisismo y cuidamos más nuestro exterior, cuando deberíamos preocuparnos más por lo realmente importante: nuestro interior.
¡Feliz día!