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El estómago y los pies. Para leer

 Cuentos para leer V-A.

Discutían mientras un hombre andaba, el estómago y los pies: 

– Mira cómo muevo el cuerpo de un lado a otro- decían los pies-. Sin mí, no podríais ir a ningún sitio. No cabe ninguna duda, de que soy más importante que tú para el hombre. De hecho, soy la parte más importante del hombre. Soy capaz de llevarle a donde él quiera ir. 

El estómago, dolido, respondió: 

– Puede que seáis importantes, pies, no lo dudo. Pero decidme: ¿a dónde iríais vosotros si yo no os alimentara? 

«No presumas de tus virtudes delante de otros, porque tal vez no sean las mejores. Demos a cada cual, el mérito que le corresponde».

Reflexiones.

Con esta fantástica fábula de Esopo, ‘El estómago y los pies’, podemos reflexionar acerca de valores como: 
  • La humildad frente a la prepotencia. 
  • Y el sentido de la justicia: dar a cada uno el valor que se merece. 
Es verdad, nos gusta presumir y además demasiado. A veces presumimos más de la cuenta, sin valorar de forma correcta nuestros méritos. Cuidado con ‘sobrevalorar’ nuestras capacidades ya que a cada cual le corresponde su mérito.

Todos tenemos un don y una función imprescindible. Pero siempre habrá una escala y personas que sobresalgan. No intentemos ‘quitarles’ ese merecido puesto. La prepotencia y la soberbia son tentaciones que nos llevan a querer ser más que otros, pero al final es una ilusión que solo intenta engañarnos a nosotros mismos. 

Está claro que nadie es más que nadie, pero dentro de un trabajo, de un organigrama en donde varias personas deben unirse en un mismo objetivo, existen diferentes niveles. Siempre habrá un líder que organice el trabajo y una persona que sea la que lleve el trabajo más importante. Ese es un mérito que debemos reconocer y nunca usurpar. 

A veces, la prepotencia, lleva a uno de esos miembros del equipo que no llevan el trabajo más importante, a intentar llevarse el mérito como si fueran los coordinadores. Al final, se termina haciendo mucho daño porque, el resto será capaz de ver que está equivocado. 

Lo mejor es aceptarnos como somos, desde el más humilde hasta el que tiene más responsabilidad, todos son imprescindibles en un trabajo en equipo. Igual que los órganos de un cuerpo. Todos tienen una misión insustituible. Y todos somos de una determinada forma de ser. 

En el momento en el que intentemos aparentar ser otra persona, estaremos cometiendo un gran error, ya que el resto se dará cuenta rápidamente y la mentira y la falsedad solo producen rechazo. 

Aceptarnos como somos, implica querernos con nuestras virtudes y aceptar nuestras limitaciones. 

¡Feliz día!

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