Cuentos narrados VIII-A.
Este cuento ilustra de que forma los límites no los impone la realidad, sino nuestras propias creencias. Somos como el camello, atados sin cuerda a nuestra mente.
Hay muchas personas que viven atada s a una forma de percibir el mundo, solo con los ojos que nos enseñaron nuestros padres o el entorno mas cercano que nos rodea, pero debemos ir aceptando los cambios que se dan a través del tiempo, para poder ver, con otros ojos lo que tenemos frente a nosotros; las cosas son las mismas, pero solo basta observarlas bien para darnos cuenta de que son diferentes.