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El borracho y los gusanos. Para leer

Cuentos para leer VII.

Érase un hombre que pasaba más tiempo beodo que sereno. Su mujer ya no lo soportaba más y enterada de la cercanía de un sabio que daba consejos, consiguió que el marido acudiese a visitarlo en su compañía.
 
—Respetado señor —dijo la mujer con la voz quebrada por el llanto—, no puedo hacer carrera de mi marido. No hay manera de que deje de beber. ¿Puedes hacer algo por nosotros? 

Entonces el sabio colocó dos vasos sobre una mesa y dijo al hombre: 

—Quiero que observes con atención. En uno de estos vasos hay agua y en el otro hay alcohol. 

El hombre asintió con la cabeza. 

—Ahora sigue observando. 

El sabio cogió un gusano y lo depositó en el vaso de agua. 

—Mira qué bien se siente el gusano —dijo el sabio—. El agua no le hace ningún daño. 

Luego el sabio sacó el gusano del agua y lo introdujo en el vaso de alcohol. 

—Mira qué mal se encuentra el gusano. Si lo dejara un poco más en ese medio moriría. ¿Has entendido ahora? 

Muy contento el borrachín dijo: 

—Por supuesto, señor. Habría que ser realmente tonto para no entenderlo. Ahora comprendo que nunca tendré gusanos en el estómago. Muchas gracias. 

La consciencia embotada saca siempre conclusiones equivocadas y egocéntricas. La mente que no se ha liberado de sus trabas y ataduras no obtiene informes correctos de la realidad. 

  

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