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El asno y el lobo. Para leer

 Cuentos para leer VIII-A

Estaba un asno pastando tranquilamente en el campo cuando escuchó acercarse al lobo. 

– ‘Viene el lobo’- pensó- ‘rápido, tengo que pensar en cómo escapar de esta…’. Y entonces se le ocurrió algo: de pronto hizo como si se hubiera clavado una espina en una de sus patas traseras, y comenzó a cojear. Cuando el lobo llegó hasta donde él estaba dijo: 

– Ay, lobo, espera, mira lo que me ha pasado… Me clavé una espina entre las zarzas. Antes de comerme, deberías ayudarme a sacar la espina, porque si no, se te quedará atravesada en la garganta y morirás ahogado. 

– Vaya, pues tienes razón, asno. Gracias por advertirme… Miraré bien tu pata, a ver si puedo sacar la espina…

Entonces, el lobo se aproximó mucho a la pata del asno. Y el asno le dijo: 

– Un poco más cerca o no la verás bien. 

El lobo obedeció y se acercó más a la pata del asno. Entonces, sin pensárselo más, el asno le propició una tremenda coz. Tan grande, que los colmillos del lobo saltaron por los aires. El animal, totalmente escarmentado, salió huyendo de allí mientras aullaba de dolor. 

-Ayayay- gritaba el lobo- esto me pasa por meterme a cirujano, cuando yo soy carnicero…

Si quieres llegar a la meta, no pierdas la concentración en tu objetivo.

Reflexiones.

En esta fábula corta están presentes los siguientes valores: 

· El valor de la prudencia para evitar riesgos. 
· Cómo usar el ingenio para salir de un problema. 
· La sinceridad y el engaño. 

Si tienes un objetivo, nunca pierdas la concentración en él. Es lo que parece decirnos con esta fábula Esopo, aunque mirado desde el punto de vista del asno, también podemos sacar otras buenas reflexiones. 

La atención y la concentración te ayudan a lograr un objetivo. Si el lobo no se hubiera dejado engañar por el asno, hubiera obtenido su botín. Al principio, tenía un objetivo, pero perdió el foco de su objetivo al acceder a la petición del asno, que en verdad fue muy, pero que muy astuto. 

Más que la fuerza, es el ingenio y la inteligencia, quienes conseguirán sacarte de algún problema. Usa la cabeza para resolver alguna situación embarazosa, como la que vivió el asno. La astucia y el ingenio pueden sacarte de un apuro.

La prudencia evita graves errores y es buena consejera. En realidad, el asno no sabía si el lobo quería comérselo o no, pero ante la duda, usó el sentido de la prudencia, y prefirió estar prevenido y ponerse en el peor de los casos para evitar una lamentación posterior. 

¡Feliz día!

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