Cuentos para leer V-A.
Un águila se encontraba de caza, en lo alto de un peñasco. Había visto cerca una madriguera de conejos y esperaba que salieran para darles caza.
Pero estaba tan pendiente de su cacería que no vio que cerca había un hombre con un arco y unas flechas. El hombre lanzó una de las flechas e hirió de gravedad al águila.
El ave, al mirar que la flecha con la que la habían herido estaba decorada con sus plumas, pensó: ‘Qué tristeza tan grande ser alcanzada por un arma que porta mis propias plumas ‘.
«El dolor de una herida es mayor cuando nos vencen con nuestras propias armas».
Reflexiones.
La historia del águila y la flecha es una bonita metáfora, que intenta advertirnos del daño que a veces nos causamos a nosotros mismos, al tratar, de forma incorrecta a los demás, ya que seguramente recibiremos el mismo trato más adelante.
El águila estaba tan concentrada en su cacería que descuidó protegerse del resto de depredadores. Ese exceso de confianza le provocó una falta de prudencia con tan malas consecuencias. Nunca debemos bajar la guardia ni confiarnos en exceso. El sentido de la prudencia siempre debe permanecer alerta.
Tus malas acciones pueden volverse contra ti. Si actúas de forma incorrecta con alguien, podrás recibir lo mismo que hiciste. Por eso, es conveniente tratar a los demás como a nosotros nos gustaría que nos trataran.
El mayor daño, nos lo provocamos nosotros mismos, con nuestros miedos, nuestras limitaciones o nuestra forma de actuar. Evitemos hacernos daño… porque es el peor daño, el más doloroso.
¡Feliz día!