Cuentos para leer II-A.
Hace muchos años, un humilde ganadero chino perdió una oveja, y pidió a todos los vecinos que le ayudaran a encontrarla, incluido Zang Yi, un maestro muy famoso del lugar al que acudían cada año muchos estudiantes.
El maestro, le preguntó:
– ¿Tantas personas necesitas para encontrar la oveja?
– Sí, y muchas más… porque en la montaña hay muchos senderos, y no sé por cuál se habrá ido mi oveja…
El maestro asintió y se retiró. Esa misma noche regresaron todos después de una intensa búsqueda, y Zang Yi, salió presuroso a preguntar:
– ¿Y qué? ¿Encontraste la oveja? - le dijo a su vecino.
– No, que va… No la encontramos- respondió él, muy triste.
– ¿Y por qué no la encontrasteis? - preguntó de nuevo.
– Porque son demasiados senderos…Y uno conduce a otro. Imposible encontrar mi oveja. - respondió el hombre.
Desde ese instante, el sabio Zang Yi se mostró muy pensativo y hasta dejó de sonreír. No quería hablar con nadie. Solo estaba centrado en sus meditaciones.
Uno de sus discípulos, extrañado, acudió a ver a otro maestro para contarle lo que le pasaba a Zang Yi.
– No habla, ni sonríe…solo está pensando todo el día…
– Cuando hay demasiados senderos, un hombre no puede encontrar su oveja- respondió este sabio- Y cuando un estudiante se dedica a demasiadas cosas, pierde su ruta y malgasta su tiempo. Siendo discípulo del mejor maestro, usted parece que no aprende nada…
‘Cuando en tu camino te dedicas a demasiadas cosas, puede que no encuentres lo que buscas’.
Reflexiones.
Esta fábula nos ayuda a entender varias cosas importantes que explican por qué, hoy en día, fracasamos en nuestros intentos de alcanzar un objetivo:
– Demasiadas tareas, demasiados senderos…: Hoy en día nos dedicamos a muchísimas cosas al mismo tiempo. Estas tareas son como los senderos por donde el hombre que perdió a su oveja salió a buscarla. Eran tantos que ni con toda la ayuda de sus vecinos consiguió encontrar lo que buscaba. Cuando nos dispersamos y nuestro interés de pronto se multiplica, el verdadero objetivo se pierde entre cientos de senderos. Lo más normal es que no lo consigas encontrar.
– Traza un buen esquema también en tu mente: Imagina que tu mente es como ese camino repleto de senderos. Para no perder el norte, deberás tener siempre muy claro cuál es el sendero principal y cuáles los senderos secundarios. El sabio, en esta fábula, se quedó serio y muy pensativo porque también recorrió sus senderos internos, los de su mente, y eso lleva mucho trabajo y concentración. Pero es necesario.
De vez en cuando, pon en orden tus ideas y hazte estas preguntas: ¿cuáles son tus principales objetivos?¿Qué senderos puedo recorrer para llegar a ellos? ¿Cuáles debo evitar para no perder el tiempo?
¡Feliz día!