Cuentos narrados VIII
El amor puede llegar a ser muy ingrato, pero… aún así, ¿merece la pena amar y sacrificarse por amor?.
La reflexión que podemos sacar de este cuento es: No todo el amor es verdadero. Existe un amor verdadero y un amor superfluo, más relacionado con el deseo y el capricho. Este amor es pasajero, y por supuesto, es egoísta y no entiende de sacrificios ni esfuerzo. Este es el amor que representan el estudiante y la hija del profesor. Ambos superponen los bienes materiales por encima del amor. En el caso de ella, prefiere unas joyas a la belleza de una rosa. Y en el caso de él, termina escogiendo sus estudios.
El verdadero protagonista de este cuento es el ruiseñor, quien sí encarna el amor verdadero, que es aquel que se esfuerza y sufre y es capaz de sacrificarse por amor. El ruiseñor que representa la belleza y la pureza, al igual que la rosa roja que nace de su muerte. Ya que el amor, cuando se entrega y ofrece sacrificio, crea vida y belleza. La rosa representa el amor más allá de la muerte.