Cuentos para leer IV.
Durante la época de Buda, muchas personas iban a su templo para dejarle ofrendas. Por aquel entonces vivía una anciana mendiga que no tenía nada para llevar. Y lo cierto es que deseaba tanto poder hacer una ofrenda que decidió pedir limosna un día y sacrificar su comida a cambio de unas pocas monedas. Con ellas compró una pequeña lámpara de aceite. El dinero no le daba para nada más.
Ilusionada, llegó al templo y encendió su lamparita. La colocó junto al resto, todas más grandes, y dijo en voz alta:
– Perdona, Buda, por no poder traerte nada más. Es todo lo que tengo, pero deseo que esta pequeña luz pueda ser bendecida con el don de la sabiduría para poder hacer felices a otros e iluminar su camino.
Durante esa noche, todas las lámparas se fueron apagando. Todas, menos una, la de la anciana. Uno de los discípulos de Buda, al ver a la mañana siguiente que estaba encendida, quiso apagarla. Pensó que no había razón para que estuviera encendida durante el día. Pero por más que intentó a pagarla, no lo consiguió. Ni soplando, ni apretando la mecha… La llama volvía a surgir de nuevo. Entonces se acercó Buda y le dijo:
– ¿Qué haces? – Intento apagar esta lámpara, pero no lo consigo…
– No lo lograrás nunca. Ni aunque derrames sobre ella todo el agua del océano, ni aunque traigas hasta aquí el agua de todos los lagos. No podrás apagarla jamás.
– Pero… ¿por qué? - preguntó extrañado el discípulo.
– Porque esta lámpara fue encendida con el poder del amor, con la devoción y la ilusión, con la intención de hacer felices a otros.
‘Cada vez que intentamos proporcionar felicidad a otros, nos proporcionamos felicidad a nosotros mismos’
Reflexiones.
Gracias a esta fábula budista podrás reflexionar sobre los siguientes temas:
- El valor de la generosidad.
- La importancia de la devoción e ilusión que depositamos en nuestros deseos y actos.
- La ley del karma.
Aquí tenemos una de las bases de la llamada ley ‘del karma’. Todo lo que das te será devuelto. De ahí que aquel que busque la felicidad de otro, será feliz.
– Todo lo que proyectes te será devuelto como si fuera un bumerán, según sean tus acciones, así será lo que recibas. Esta fábula nos dice que para lograr la felicidad y paz interior debemos buscar la felicidad de otros, mientras que si se busca molestar o agraviar a otros, recibiremos lo mismo y nunca podremos ser felices ni encontrar la paz.
– Si te das cuenta, se describe con especial detenimiento la devoción con la que la anciana busca algo que ofrecer a Buda. Los actos en sí no son importantes. Lo que da importancia a nuestros actos es la ilusión y devoción con la que se planean y ejecutan. Por sí solo un regalo no tiene valor. Lo que le da valor es la ilusión con la que se busca.
– Por mucho que desees algo, no se cumplirá si no te pones manos a la obra. Los deseos y las metas deben buscarse mediante actos. No solo por desear algo se cumplirá. Precisa de esfuerzo y sacrificio.