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Cuánto pesa un vaso de agua. Para leer

 Cuentos para leer III-A.

Una psicóloga daba vueltas por una sala mientras impartía una charla de cómo manejar el estrés. De repente tomó un vaso de agua entre sus manos y lo levantó para que los asistentes a su charla, pudieran verlo bien. En ese momento, todos pensaron: 

– ‘Ahora nos preguntará si el vaso está medio lleno o medio vacío’. 

Sin embargo, la psicóloga preguntó: 

– ¿Cuánto pensáis que pesa este vaso con agua? - y lo hizo con la mejor de sus sonrisas. 

Todos empezaron a lanzar posibles respuestas, que iban desde los 100 a los 500 gramos. 

La psicóloga entonces dijo: 

– El peso absoluto no tiene realmente ninguna importancia, porque depende simplemente de cuánto tiempo sostengo el vaso. Veréis: si lo sostengo durante un minuto no hay ningún problema. Si lo sujeto durante una hora, seguramente me empiece a doler el brazo. Si lo sostengo durante un día entero, entonces mi brazo se quedará entumecido y paralizado. 

En cada uno de esos casos, el peso del vaso no varía, sigue siendo el mismo, pero cuanto más tiempo lo sostengamos, más pesado lo sentiremos.

Ella continuó diciendo: 

– El estrés y la preocupación son como este vaso de agua. Si pensamos en lo que nos preocupa un rato, no pasa nada, si pensamos en eso un poco más, comenzará a hacernos daño. Si pensamos en eso todos los días, nos sentiremos paralizados, incapaces de hacer nada. 

Es importante tener en cuenta que caer en eso es lo que te estresa, así que, tan pronto como puedas, suelta toda esa carga. No continúes esa espiral de pensamientos ni te los lleves a casa o a la cama. ¡Recuerda soltar el vaso de agua!

‘No cargues con tus preocupaciones demasiado tiempo, porque es entonces cuando te comenzarán a pesar’. 


Reflexiones.

La vida nos lleva a correr, a llenar nuestros minutos sin descanso, a querer dar más incluso de lo que podemos. El estrés nos agota, nos hace daño. Y esta fantástica metáfora es ideal para pararnos a pensar en ello.

El estrés no es malo si dura un instante, empieza a dañar cuando pesa. La comparación del tiempo nos ayuda a darnos cuenta de que el estrés en sí no es malo, sino que en realidad nos daña por la cantidad de tiempo que tenemos que aguantarlo. De hecho, el estrés puede ser ‘activador’ en un primer momento. El problema llega cuando se convierte en una carga. 

Cuando tenemos una preocupación darle vueltas durante unos minutos, reflexionar sobre lo que nos preocupa y ver si existen o no soluciones, es algo positivo. Pero si seguimos dando vueltas a esta preocupación, terminará por minarnos y agotarnos. El truco está en no dedicar más tiempo a esa preocupación. Solo el justo y necesario. 

Tenemos que destruir los pensamientos negativos, pero… ¿cómo deshacernos de esa preocupación que nos agota? No queda otra que practicar el pensamiento positivo. Y aunque al principio cueste hacerlo, con dedicación puede conseguirse. Existen muchas técnicas que ayudan a pensar en positivo: desde la meditación hasta juegos como la construcción de un frasco de la felicidad, en donde cada día introducimos pensamientos positivos escritos en un trozo de papel. 

Potenciar el pensamiento positivo, no es pintar todo de dolor rosa, pero sí en no olvidar que a lo largo del día, nos pasan cosas muy positivas y tendemos a olvidarlas con facilidad. 

¡Feliz día!

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